Eduard Limónov, 'Soy yo, Édichka'
EMIGRACIÓN, EROTISMO, EGOÍSMO, ESTÉTICA, ERUDICIÓN, ESTAMPAS
“En general, él era lo que se llama en Rusia “yobar” (el promiscuo). Tales personas se convierten aun en artistas para que con la ayuda de una profesión libre sea más fácil seducir a una mujer”.
Edichka me sedució con este libro, tanto que nada más ya no quiero leer.
¿Qué hay, caballeros, en esta historia, que es, por supuesto, 18+, pero la recomendaría como un libro aleccionador de los sentimientos para los que tengan, bueno, 16 años?
Un manual sobre la emigración, el arte de la pobreza elegante, un ensayo satírico sobre todas las corrientes políticas, y una novela muy romántica para mi gusto.
La mala e ingeniosa poesía de esta prosa, que no se esconde detrás de la rudeza y la desnudez, incluso la desnudez de sus héroes, no se quita la poesía con los fluidos de sus cuerpos.
"El sexo – bien, folla con quien quieras, pero ¿por qué traicionar mi alma?»
En general, la pornografía aquí es orgánica, no importa cuán moralizadora sea esta frase, porque el libro es sobre el amor:
El amor y la ternura por las mujeres que se esconden detrás del odio por las mujeres.
Nominalmente, el hilo argumental que une este camino de Edichka bronceado a través de 300 calles de Nueva York son la ruptura con su esposa, con la bella Elena, y el deseo de matar, vengar, pisotear, no importa si a ella o a sí mismo.
Pero esta Mujer fue la que convirtió un hombre a un poeta.
“Ardillita, tonta, perra” en casi manera de Chéjov respecto a la amada; estas palabras son únicas, no aplicables a ninguna otra caricia.
El amor casi presumida a ti mismo te permite superar la vergüenza y el disgusto de toda la intolerabilidad del ser: cuando eres tan joven y hermoso, ¿vale la pena preocuparse por abrazar a un vagabundo en un callejón mohoso?
Las descripciones de los trajes, la importancia la que la persona que ama jugar con las palabras y jugar con el lector le da a la descripción de su ropa, de capítulo a capítulo, un “maravilloso chaleco blanco”, un pañuelo negro, zapatos de tacón, representan el amor a sí mismo de manera parecida a la de Nabokov (él podría describir su “outfit” en muchas páginas de sus diarios hasta el color de los calcetines).
«...llevaba y sigo llevando zapatos de tacón alto solamente, y en el ataúd, si lo hay, por favor que me vistan en algunos zapatos increíbles y necesariamente de tacones altos"- ¿y que zapatos le pusieron, me interesa?
Se desconoce y nunca se sabrá lo que de esto sea autobiografía, y lo que sea el engaño y la poesía, pero hay una pista ligera del autor —
"lo que se compara con la infancia no puede ser una mentira", ¿y estos vidrios rotos, vodka, Kharkov, voleibol son reales? ¿Es eso lo que sale en los turnos de noche como camarero en el hotel o para tomar brandy en los descansos de trabajo como estibador?
Y este doloroso muy muy orgulloso desasosiego y el otro: la renuencia a ser un mártir ruso en un país extranjero, o un periodista intelectual de un periódico emigrante, ni de izquierda, ni de derecha, ni rico, ni empresarial, solo amor.
Bueno, finalmente, las descripciones de la resaca (y para qué más nos reunimos aquí)— ¡Oh, qué buenas son estas descripciones en el capítulo sobre Roseanne!..
Imagine ahora mismo la resaca más dura que le pasó a Usted, y luego imagine que con esta resaca hace una limpieza general completa en el apartamento, donde se divirtieron toda la noche, y al mismo tiempo para quitarse la resaca le sirven no un buen seco español frío, sino un rosa barato y cálido de una gran botella.
De pocas palabras, si Batai, Nabokov y Bukowski organizaran un gangbang literario y llamaran a espiar a Yerofeev con Dovlatov, se obtendría la prosa de Limónov, y luego fue él quien inventó por ellos lo todo sobre la sensualidad.
Este libro definitivamente entró en mi lista de favoritos y no irá a ninguna parte de allí.
A quién recomiendo leerlo: a aquellos a quienes no asusté, pero atraje con esta reseña.
Qué beber: Oh.
Tal vez vodka muy fría de hielo, y de repente por la mañana (pero sólo si no trasnochaste en casa, y no más de dos chupitas).
Autor: Ksenia Yakovleva Telegram bookswine